Le observo, sorprendida, va
de aquí para allá, siempre atractivo, siempre descalzo. La quinta vez que pasa delante de la mesa, art decó, ¿será posible? ¿Será capaz? No. Sabe que
estoy pendiente de él, lo hace adrede. ¿Puede ser que no la vea? Pasa de nuevo, delante de ella, tan
blanca, tan el elegante, tan solo un detalle destaca, una nota adhesiva de
color amarillo. Una vez más, se acerca, nada. Cansada, me levanto y es nota que
lleva impresas unas palabras se la pego en la frente. –Mírate en el espejo, le
digo tranquilamente.
|
¡Qué pereza de hombre! 30/09/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario