Vinieron a visitarme una
noche triste
Cuando tenía instalada la
tristeza en la ventana.
Hermosas olas, azules
cobalto,
De un Neptuno embravecido
con trazos de luna,
Pintaban el cielo, único
mar sin fondo.
Navegando entre ellas,
Asomaba un bergantín que
traía olor a jazmín.
Y como lo adorna la leyenda,
Un carnal e intrépido Pirata
Atravesando horizontes se
acercó.
Me sostuve ebria en el
vacío,
Su mirada decía que era
yo,
La mujer, la criatura
mágica que estaba a la espera.
La luna, mientras tanto,
callaba,
Cómplice de sus
travesuras,
Compañera de soledades,
las suyas y las mías
Veladora de sueños, los
suyos y los míos;
Confesionaria de
desamores perdidos,
En noches solitarias.
Vigilia en la que yo era
sombra,
Sombra que caminaba en la
oscuridad,
Sin luz ni estrellas que
me guiaran,
Sin destino, sin rumbo, a
la deriva
Y ahí estaba Él,
Lujurioso como hombre que
sólo trae una idea
Galopando en mi
respiración y
Con paso de beso
inflamado,
Encendió mi imaginación
en la clandestinidad.
Sus manos absolutas
Me oprimían,
En las mías, una paloma
resplandeciente,
Alas de un sueño que se adelantaba.
Y que no sabía cómo nombrar,
No sabía que decir,
Incapaz de comprender aún
cuál era mi papel.
Mago, de ojos de
eucalipto
Que me robaban las
sombras
Murmuraba palabras que no
entendía.
Temí perder las riendas,
Algo podía adueñarse de
mí,
De la orilla y del pardo corcel.
Oí relinchar su rojo
caballo
Desnudo, sin herraduras y
radiante
Y absorbí,
Absorbí ilusiones,
Y encontré olas perdidas
Aguardé el tiempo, sin
medidas,
Ni concesiones.
Oí al sueño,
A las constelaciones.
Mi corazón se desató en
el viento
Sintiéndome parte pura
del abismo,
Rodé con las estrellas.
La medianoche llego,
Oscilé en un océano cuyas
olas no sabían matar,
Sí acercarme a la espuma
donde mueren los delirios.
Un Pirata vino a
visitarme una noche triste
Cuando tenía instalada la
tristeza en la ventana
Y no pude rechazar su
sueño por serlo…
19 de marzo de 2012
Memorias de Mujer, entretejidas
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