Modigliani

viernes, 28 de marzo de 2014

¿Dígame?

Capitán y sus gafas rodaron sobre el asfalto, a tientas las cogió, intentó levantarse,
pero no pudo. Algo le incomodó en su pecho, colocó la palma regordeta sobre el
esternón y con estupor descubrió la ausencia de latidos.
- Es un misterio señor. le dijo el médico. Ud. no posee corazón.
- ¿Qué no tengo qué?
.- Corazón. Vaya a la comisaría de policía y denuncie el hecho. o a la Oficina
de Objetos perdidos.

Se fue directo a la policía quienes como es habitual nada hicieron. De ahí tomó rumbo
al ayuntamiento. Pasó por el segundo, cuarto y quinto piso. Despachos 2. 5. 8, 9 y así sucesivamente.

Necesitaba una radiografía o escáner como justificante.
-¿Y mi póliza, no cubre todos los casos? Preguntó desesperado.
-No. La letra pequeña dice que queda establecida legalmente la nula
responsabilidad por la pérdida de corazones, ya sea por descuido o por
cuestiones sentimentales.

Su cara tomó un color grisáceo semejante al de su traje.
-No se ponga así hombre, le dijo el oficinista. Todos hemos perdido algo en la
vida. Algunos pierden la esperanza, otros la compostura. Véame a mí,
yo perdí mi cerebro hace dos años y si no fuera por mi jefe que también
perdió el criterio, yo no estaría trabajando aquí. Además, ¿quién necesita un
corazón en esta ciudad?
¿Dígame quién lo necesita? ¿Quién? 
17/03/2014

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