Modigliani

martes, 11 de febrero de 2014

Cien palabras en barbecho


Los últimos rayos de sol se reflejaban sobre su cara cansada. El tono dorado del atardecer pintaba de color miel esos ojos, mientras miraban la tierra “barbecheada”. Roturados estaban, ya,  los versos baldíos, las palabras malheridas, las vocales apocadas, cien eran las que quedaban.  Sabe de la relación del deseo con la palabra. Sabe, de ese acercamiento de la fantasía que cruza el camino del sueño raptando veladas insomnes, incluso sabe que vence a la muerte.


Letras danzantes, queriendo enderezarse, vocales deseando abrirse, frases  estremecidas, una, dos, tres… hasta cien reclamando el derecho  a  interpretar el mundo.  Campo labrado, donde  se restriegan, se juntan, se separan, se seducen; cien palabras embriagadas por la magia, ahora en reposo, letargo  necesario para reencontrarse.  Es el poder y la fuerza de los signos,  ahora en calma, a la espera de la siembra,  sin que se sepa  jamás que habrá detrás de la ciento uno, tan solo que están  a la espera de buscar su historia. 16 de septiembre de 2013 

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