Luna,
Perla
incandescente.
Guardadora
de misterios.
Alzo
mis manos,
Acaricio
el detenido contorno de su sombra.
Eterna
Cortesana, concédeme
Conocer
esos otros cielos,
Mundos
dormidos sellados a mi vista.
Murmura,
en su silencio celoso…
Abro
armarios,
Cierro
cajones,
Abandono
la lluvia,
Acomodo
mis botas,
Ordeno
cojines, también aromas,
Coso
mi alma a ellos.
Y
Ella, mientras, pinta las baldosas
Con
su luz indescifrable.
No
es tiempo de hacer concesiones.
Dice
que soy la mujer,
Esa
que camina el día y la noche,
Con
los pies y las manos encendidas.
Alzo
mis manos,
Intento
vano de poder retenerla.
Errante
Dama de plata, concédeme
Arribar
en el límite del mundo.
Aún
no comprendo cuál es mi papel.
Lo
cierto es que estoy aquí
Desde
siempre, en lo alto,
Junto
a la noche.
Mirando
hacia el horizonte,
Esperando.
Quiero
que otra persona venga
Pero
nadie puede atravesar conmigo
El
camino señalado por los soles y las lunas.
Tantos
lugares por transitar,
Tan
angostos, tan altos.
Si
me perdiera,
No
podría acercarme a las cumbres,
A
la luz apasionada de esos cielos lejanos,
A
las nubes, al silencio que atrapa,
Pero
no puedo detenerme.
La
línea continua del camino me lo impide
Seré
la mujer que tendrá que andar
Los
días y las noches
Y
si alguien pregunta por mí,
Díganle
que me vieron pasar,
Que
salí a pasear con la Luna
Y que no regresaré jamás.
Hermoso poema. Persigues a la luna. Es una gran expresión esa que dices hacia el último tercio: "nadie puede atravesar conmigo el camino señalado por los soles y las lunas". Te pregunto: ¿por qué usas la mayúscula para empezar un verso? A mí me da la impresión de que estás comenzando un nuevo concepto o tema. Me gusta.
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