Muy buenos días, mi querídisimo Niño…
Vaaaleee, no protestes, tengo que reconocer que el saludo, va cargado con algo
de ironía. Sé que te molesta, pero es que da la casualidad de que te quiero y
ahora me puedo aprovechar, ventajas de ser la que escribe, porque tu te cotizas
alto, chaval.
Empecemos con la batería de preguntas
ya establecida, normalizada y reglada. ¿Cómo te encuentras? ¿Comes
adecuadamente? ¿Duermes las ocho horas establecidas? ¿Estudias? ¿Gastas poco?
¿Te portas bien? Etc., Etc. Por cierto, ¿La
puerta de Brandeburgo sigue en su sitio o la habéis cambiado de lugar? Vaya
sorpresita que me di, entré en la página de Erasmus y allí te encontré; vaya fiesta que teníais montada
y esa chica rubia que estaba a tu lado, quién es. Cuenta. Cuenta. Eso sí,
estabas de guapo, en fin.
Por aquí, va todo viento en popa. La
familia de tu madre (yo), sigue su curso con sus historias rocambolescas como
para escribir un libro. La de tu padre, ya sabes, una merienda de negros con
número de registro. Los abuelos, ahí van con sus achaques, echándote mucho de
menos. La abuela Anastasia, todas las noches enciende su velita de buenos
augurios para su pequeño caballero medieval. El abuelo, Armando comenta como no
quiere la cosa, que lo que necesitas es sentar esa cabeza de grillos.
Traducido, eso significa que también te quiere. Tu padre, se encuentra mejor de
la gripe y te manda un abrazo de hombre y haber que notas traes, pero sobre
todo que te cuides y que tengas cuidado, en el fondo, es un blando. Por los
demás, todo sigue igual. Tus hermanos con sus historias y sus amores. Perdón,
eso no debo saberlo yo. Por ahora, está guardado en el más estricto de los
secretos, así que no me seas chivato que negaré todo indicio de cotilleo. Por
la parte animal que nos toca, más de dos patitas, tenemos a Juanpedro, que sigue comiendo mosquitos. Kira,
tan arisca como siempre y Bartolomeu, con su pelota y sus piedras, cada vez que
te menciono, levanta las orejas…, te espera.
Ya me están llamando, no pueden dejar
que una madre escriba una carta larguísima a su hijo. Besosss y que sepas que
te echamos de menos, sobre todo por la tranquilidad que hay en la casa.
Tu madre.
Juani Lombardo González
7 de abril de 2014